Se sabe que uno de mis puntos fuertes desde el punto de vista comercial es que tengo excelentes e impecables relaciones profesionales y marketineras con los que de alguna u otra manera están relacionados a mi profesión (una de las grandes cosas que aprendí con mi experiencia en la nueva vida desde los varios años que llevo viviendo en este país).
A fin de año, entre otras cosas, esas otras cosas no te las digo, no voy a avivar giles (otra de las cosas que aprendí) reparto las famosas tarjetas de navidad. Esta vez ví los famosos puestitos con las tarjetas de UNICEF. Mato dos pájaros de un tiro, digo, mandar las tarjetas, por un lado, y por el otro, cumplir con mi conciencia y hacer beneficiencia, que mal no le viene a nadie.
Pregunto por el precio del pack de tarjetas mas barato (este año repartí unas 300, hacé la cuenta) y me ofrecieron un pack de 10 tarjetas a 30 reales (unos 50 pesos argentinos?)... WHAT ??? le espeté.
Sí. Me dijo, son las mas baratas.
Y cómo querés que el laburante que pasa por acá (estaban en una estación de metro, aclaro) haga beneficiencia si le rompen el orto de la manera que me lo querés romper a mí, vendiendo tarjetas a ese precio?
Así, no, Sr UNICEF.
Así los pibes se van a seguir cagando de hambre ...